Polémica en la industria: desarrolladores exigen transparencia tras eliminación de juegos adultos en Steam e Itch.io

La industria de los videojuegos está atravesando un momento de fuerte tensión y debate. En las últimas semanas, plataformas como Steam e Itch.io —dos de las más importantes para la distribución de videojuegos independientes y de gran escala— han comenzado a eliminar juegos con contenido para adultos, lo que ha encendido las alarmas entre desarrolladores, creativos y asociaciones del sector.
¿Qué está ocurriendo?
El detonante de esta polémica fue una campaña impulsada por la organización Collective Shout, creada en 2009 con el objetivo de combatir la explotación sexual en los medios y plataformas digitales. En su última iniciativa, el grupo apuntó directamente contra el lucro que obtienen empresas y plataformas a través del contenido para adultos, incluyendo videojuegos con temáticas eróticas o explícitas.
La campaña presionó a gigantes financieros como VISA y Mastercard, argumentando que estas compañías se benefician económicamente al procesar pagos relacionados con este tipo de contenido. La presión fue tal que ambas entidades decidieron suspender el soporte de pago para juegos con contenido adulto en varias tiendas digitales.
Esta medida llevó a que plataformas como Steam e Itch.io comenzaran a eliminar juegos o restringir su publicación, no como una censura directa, sino como consecuencia del corte de soporte financiero. No obstante, muchos desarrolladores consideran que esto sigue siendo una forma de censura estructural, ya que afecta directamente la disponibilidad y monetización de sus obras.
El caso más reciente fue denunciado públicamente por la Asociación de Desarrolladores de Juegos de Reino Unido (UKIE) y la organización Game Developers of Color, quienes afirman estar “seriamente alarmados” por la falta de transparencia en las decisiones editoriales de las tiendas digitales.
The IGDA is calling for greater transparency and fairness in how adult games are moderated and actioned across major platforms.
— International Game Developers Association (@IGDA) July 29, 2025
➡️Read the full statement: https://t.co/Xb7p0jpdrA pic.twitter.com/hQkqnHIAbw
¿Quién decide qué se puede jugar?
Los desarrolladores independientes aseguran que plataformas como Steam están actuando arbitrariamente, eliminando títulos sin explicar qué reglas se están rompiendo ni dar tiempo a los creadores para adaptar o defender sus obras.
Muchos de estos juegos ya contaban con sistemas de advertencia por edad y filtros de contenido, lo que agrava la situación: si existen mecanismos de clasificación, ¿por qué se censuran de todos modos?
UKIE, por ejemplo, exige que se respete el sistema PEGI y otros métodos oficiales de clasificación por edades. Según ellos, confiar en estos sistemas es esencial para mantener un equilibrio entre libertad creativa y protección al consumidor.
El conflicto: moralidad vs libertad creativa
Esta "purga de juegos para adultos" plantea un dilema: ¿hasta qué punto una plataforma puede o debe intervenir en el contenido que se publica? Para muchos desarrolladores, el verdadero problema no es que se impongan reglas, sino que estas reglas no son claras ni se aplican de forma justa y consistente.
Además, la preocupación se extiende al temor de que ciertos géneros o comunidades creativas sean más vulnerables a la censura, como ocurre con juegos hechos por estudios LGBTQ+ o desarrolladores de países con culturas distintas a la dominante en Occidente.
¿Qué piden los desarrolladores?
Las organizaciones de desarrolladores exigen:
- Que las plataformas expliquen con claridad las razones detrás de cada eliminación.
- Que se respete la clasificación por edades como herramienta legítima para filtrar contenido.
- Que se cree un sistema de apelaciones justo y accesible.
- Y que se garantice que no se está aplicando censura de forma discriminatoria o ideológica.
¿Y ahora qué?
Este conflicto pone sobre la mesa una discusión crucial: ¿quién controla el acceso a los videojuegos y con qué criterios? A medida que las plataformas digitales se convierten en los principales canales de distribución, las reglas del juego —literalmente— ya no se definen solo por gobiernos o audiencias, sino por empresas privadas que actúan como “guardianes del contenido”.
La industria está enviando un mensaje claro: basta de censura sin explicación. Los desarrolladores no están dispuestos a perder su trabajo, sus ingresos ni su voz por decisiones opacas. Y muchos jugadores, también, piden mayor respeto a la diversidad creativa.